23 septiembre 2008

Münster 2008 - La ciudad

Llegué a Münster el sábado por la tarde, y era muy tarde y estaba cansado, así que a penas eché un vistazo rápido. Pero con un solo vistazo ya me sonaba familiar. Una típica ciudad alemana pequeña-mediana (280.000 habitantes), plagada de iglesias, gente en bicicleta y coches alemanes.

Al día siguiente salí a dar un paseo. El ambiente era frío y gris, también muy típico del norte de Alemania. Salí temprano por la mañana y la primera calle que me encontré me sorprendió de veras. Nunca había visto tantas bicicletas juntas. Juzgad vosotros mismos:Era domingo temprano por la mañana, así que todas las bicis estaban aparcadas. El lunes, una hora más temprano, casi muero atropellado por una muchedumbre ciclística que, deduzco, se dirigía a su trabajo o al colegio. ¡Qué virulencia!

Münster es una típica ciudad alemana fundada en la época medieval. Está plagada de iglesias en su mayoría góticas, algunas de ellas impresionantes y cuyos campanarios son visibles desde fuera de los límites de la ciudad, más altos que cualquier otra edificación. En su día fue una ciudad amurallada, pero no hay resto en pie de dicha muralla. El antiguo foso que la rodeaba se ha convertido en un canal por donde corre, lenta, el agua y donde hay patos (y, por cierto, carteles de "no alimentar a los patos"). Dicho foso rodea toda la ciudad antigua con un gran paseo a su vera, dividido en pista para caminantes y pista para ciclistas, por supuesto.

Decidí continuar mi paseo sin salir del recinto de la zona vieja, y nada más girar un par de esquinas me encontré la primera iglesia. Tras dar un par de vueltas a su alrededor y seguir mi camino, me encontré la segunda. Luego vinieron otras cuantas más, pero las dos primeras, que se veían desde la distancia, eran las mayores, si exceptuamos la catedral, que vendría luego. Más tarde me contaron que antiguamente la ciudad de Münster era famosa por tener tantas iglesias como bares, pero la prosperidad de su universidad y, por tanto, la gran afluencia de estudiantes ha terminado por conseguir que la ciudad presuma de contar, al menos, con 10 veces más bares/cervecerías que iglesias, de las que sólo hay 55.



Os pongo las imágenes de la primera vista que tuve de las iglesias, y no las detalladas, para dar un poco de entorno a la situación. Tampoco soy un experto en estos temas, no sabría qué decir.
Como he comentado hace un momento, Münster es además ciudad catedralicia. Por lo que leí, la primera construcción de la catedral data del año 800, aunque la construcción del diseño actual no fue hasta el siglo XII. En todas las placas explicativas de todos los monumentos arquitectónicos que vi en la ciudad aparece la misma inscripción: durante la Segunda Guerra Mundial el 90% de las edificaciones de la ciudad de Münster fueron destruidas, y se reconstruyeron en la siguiente década respetando en lo posible la arquitectura original. La catedral no fue una excepción.

En todo este paseo, aunque bastante errático al no conocer la ciudad, mi objetivo era llegar al Schloß, el antiguo palacio, hoy en día convertido en palacio de congresos de la ciudad, donde se celebraría el congreso al día siguiente. Quería conocer el camino. Tras varios rodeos que luego comprendí que habían sido un tanto extraños lo encontré. Habían desplegado una carpa delante, lo que le quitó un poco de esplendor a la imagen, pero vamos, no era algo que pasara desapercibido.

El Schloß se encontraba ligeramente separado de la ciudad, y tras él había grandes jardines, un restaurante y el jardín botánico de la ciudad. Mientras me acercaba giré un momento la vista hacia la ciudad que estaba dejando atrás... La vista y la cámara:


No es una buena foto. Al día siguiente, durante el congreso, desde dentro del palacio un poco elevado y sin los árboles delante la vista era mucho más impresionante. Al estar ligeramente elevados los picachos de las iglesias destacaban claramente por encima del resto de las edificaciones. Pero ese día no llevé la cámara conmigo. Quería estar concentrado en el congreso. Fallo.

Volví relajadamente, dando un paseo, mirando los escaparates de las tiendas cerradas y recordando viejos tiempos. Entré en un centro comercial y me sorprendió lo que vi:


Pasé por delante del ayuntamiento y volví al hotel. Fueron varias horas de paseo en total, arriba y abajo por el centro, paseando por la Promenade...

Mañana cuento qué tal fue el congreso.

1 comentario:

Rober dijo...

Como para encontrar una bicicleta concreta entre semejante mar de metal...