
Fue de lo más sencillo: dejamos un momento la puerta entreabierta a las 23:30, cuando nos íbamos a acostar. Unos minutos después llamé a Kira y no venía. Me asomé a la escalera y no venía... Bajé a ver dónde se había metido y cuando pasaba por el tercero salió la vecina, que había visto al bicho y había llamado a la policía, que se lo llevó. Llamé a la policía y me dijeron que fuera a buscarlo, pero cuando llegué ya se lo había llevado el de la protectora. Así que pasó la noche fuera de casa. No "paseó por el barrio" ni "sembró el terror y el desconcierto", por supuesto.
¡Qué cousas!
1 comentario:
En breve os veremos en "dolce vita" defendiendo las acusaciones vertidas hacia el pobre animalillo...
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